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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Los reyes de Roma

Los autores clásicos, tales como Tito Livio, Varrón y otros nos hablan de que la ciudad de Roma fue fundada como una monarquía. Según estas fuentes, siete fueron los reyes que gobernaron la ciudad desde su fundación:Rómulo que fue su fundador, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio Prisco, Servio tulio y por último, Tarquinio el Soberbio. Estos siete reyes gobernaron por un periodo de 243 años, con lo que la media de años de reinado asciende a 35 años, mucho periodo para tan pocos reyes, teniendo en cuenta que los restos arqueológicos muestran fallas en esta primera época. No obstante, según las fuentes, queda claro que Roma fue fundada como una monarquía y que si bien, algunos reyes quedan ocultos en la leyenda (a lo mejor, en vez de 7 fueron 10 u 11 reyes) Las crónicas tradicionales de la historia romana, que han llegado hasta la actualidad a través de autores clásicos como Tito Livio, Plutarco, Dionisio de Halicarnaso y otros, cuentan que en los primeros siglos de la vida de Roma hubo una sucesión de siete reyes.

Marco Tulio Cicerón

Nacimiento y educación


Marco Tulio Cicerón, orador, político, filósofo y escritor romano, nació en una familia de caballeros, cerca de Arpino, a unos cien kilómetros de Roma. Su abuelo, de igual nombre, fue un ciudadano romano destacado. Su padre J. C. Marco Tulio Cicerón lo instruyó en leyes y al morir le dejó una gran fortuna. Conocemos la vida de Cicerón, entre otros, gracias a la biografía que de él escribió Plutarco, a su abundante epistolario, que se ha conservado, y al celo de los humanistas del siglo XV y XVI que copiaron los raros manuscritos de sus discursos y otras obras.

El apodo "Ciceron" deriva de cicer, guisante; según unos por dedicarse su familia (la familia Tulia de Arpino) al cultivo del guisante; según otros por tener una verruga en la nariz como un guisante.

Recibió una excelente educación y tras una brevísima carrera militar y tres años de experiencia como abogado en los tribunales de justicia en causas privadas, viajó a Grecia y Asia para continuar sus estudios. Fue discípulo de Fedro el Epicúreo, de Filón el Académico, de Diodoto, de Antíoco de Ascalón, de Zenón y de Posidonio. Esta multiplicidad de maestros hizo que Cicerón aplicara distintas concepciones a los problemas filosóficos. Sus planteamientos relativos a la moral estaban cercanos al estoicismo, mientras que en gnoseología defendía un escepticismo moderado; todas estas influencias y lecturas darán al cabo en el eclecticismo y en él sintetizará la tradición griega reescribiéndola en latín.

Carrera política

Regresó a Roma en el 77 a. de C. y comenzó su carrera política hasta que en el 74 adC se incorporó al Senado con su ascenso a cuestor. Continuó ejerciendo de abogado y destacó en diversos procesos, en especial el de Sexto Roscio, y el sostenido contra Verres.

En el año 70 a. de C. los habitantes de Sicilia rogaron a Cicerón que se hiciera cargo del proceso contra Verres, el corrupto gobernador de la provincia, que había saqueado la isla a placer en su propio beneficio. Cicerón corrió un gran riesgo, ya que Verres pertenecía a la nobleza y tenía amigos poderosos. No obstante, llevó el caso con tal brillantez que Verres se vio obligado a exiliarse incluso antes de que el proceso hubiera concluido. Cicerón, que contaba entonces con treinta y seis años, se convirtió en el abogado más reputado de Roma.

Cicerón fue elegido cónsul el 64 a. de C. Militaba en el partido de la nobleza senatorial, pese a ser un homo novus, y por eso se enfrentó a los seguidores del partido popular. Durante su consulado denunció y reprimió la conjura de inspiración social de su antiguo rival por el consulado, Lucio Sergio Catilina, contra quien compuso sus famosas Catilinarias, discursos en que denunciaba la conspiración ante el Senado. Se le achacó demasiada dureza en la represión de los sublevados, y hubo de exiliarse el 58 adC. Tras un año emigrado en Macedonia, Pompeyo le perdonó y pudo regresar.

En el año 51 a.de C. aceptó el cargo de procónsul de la provincia romana de Cilicia, regresando a Roma en el 50 adC. Apoyó a Pompeyo contra César en la guerra civil, porque le parecía más republicano. Sin embargo, al vencer César finalmente en el 48 adC, Cicerón comprendió que era inútil toda oposición, y César le perdonó por su gran prestigio como escritor y pensador. No obstante, Cicerón declinó toda actividad política y se dedicó a escribir. Soportó a duras penas la tiranía, ya que era un republicano convencido; sin embargo, al ser asesinado César el 44 adC, volvió a la política y se opuso con todas sus fuerzas a su discípulo Marco Antonio, escribiendo contra él sus famosas Filípicas e incluso estableciendo amistad con el hijo adoptivo de César, Octavio Augusto, pero fue asesinado por los partidarios de Marco Antonio el año 43 a. de C.

Singilia Barba

La zona arqueológica se localiza al noroeste de Antequera, en los terrenos del Cortijo del Castillon. La existencia de restos arqueológicos es conocida

Las investigaciones realizadas hasta el momento han mostrado la existencia de un núcleo urbano importante de época romano imperial, que tuvo la categoria de municipium.

Los restos encontrados demuestran que la ciudad romana tenía un trazado posiblemente octogonal, escalonada en ladera, y en parte, superpuesto el trazado prerromano que le precedió. Su importancia comercial y económica se reafirma por la existencia de un alfar.

Todos los hallazgos prueban la importancia de la ciudad en época alto-imperial, que continuará ocupada en época musulmana, hasta aproximadamente el siglo XII.

Herma de Singilia Barba. La pequeña estatuilla fue hallada en el área del foro en las excavaciones de la ciudad ibero-romana de Singilia Barba realizadas por la Universidad de Málaga. El material empleado es mármol blanco de la Sierra de Mijas, y la pieza presenta, en líneas, generales, un excelente estado de conservación. La figura es Herma de busto. Es tipo corriente del modelo dionisíaco. Llama la atención la existencia unos posibles cuernecillos lo que le confiere cierto carácter tauróforo.

Malaca y su teatro romano

El teatro romano de Málaga, descubierto por casualidad durante el transcurso de unos trabajos de ajardinamiento en 1951, es una prueba palpable de la importancia que la antigua ciudad federada de Malaca tuvo en los tiempos de la dominación romana.

Importancia que se confirma con los recientes trabajos de investigación llevados a cabo por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para la recuperación del teatro romano en los que se ha podido documentar la presencia estable de colonos fenicios, al menos, desde el siglo VII a.C., con lo que podemos constatar que el origen de Málaga se encuentra en la falda del monte Gibralfaro y que su estructura de ciudad oriental, primero con los fenicios y luego con los cartagineses, no se perdió durante los primeros siglos de dominación romana.

Sobre el teatro romano podemos decir que fue construido en tiempos del emperador Augusto, posiblemente en los primeros años de su principado, y catalogarlo de construcción mixta en el sentido de que aprovecha la ladera pero ademas crea una terraza artificial sobre las que se asientan las gradas. Posee un tamaño parecido a otros teatros como el de Baelo Claudia, Itálica o Acinipo.

De su graderío se conserva más de la mitad. Las obras de recuperación muestran claramente la distinción entre el graderío original y el añadido en los recientes trabajos de reconstrucción. En mi opinión, desvirtúan los restos originales aunque entendible en el afán de la Junta de volver a recuperar el edificio para su uso primigenio.

La orquesta conserva su suelo de placas de mármol en muy buenas condiciones y tres escalones de mármol para la ubicación de sillares. Igualmente, se conservan las rejillas de mármol que servían para drenar el agua procedente de las escorrentías del graderío.

Con el paso de los siglos fue cayendo en desuso al compás de la decadencia del imperio. Con la invasión de los vándalos en el 411 d. C. y la posterior llegada de los visigodos, la cultura romana y con ella, todo lo que representaba, se "extinguieron", y ni el pequeño brote surgido de la dominación bizantina lo pudo evitar.

Entre los siglos V y VI, toda la zona se convierte en un cementerio de rito cristiano extendiéndose por toda la calle alcazabilla.

Con la llegada de los musulmanes el monumento hacía mucho que había perdido toda su funcionalidad. Se cree que sirvió de cantera para levantar parte de la muralla de la alcazaba y que los restos se diluyeron con el paso de los siglos (durante los siglos XVII y XVIII se asentó un pequeño barrio de vivendas humildes) hasta desaparecer de la memoria colectiva de una ciudad, al igual que en Cádiz o en Zaragoza, donde recientemente se han descubierto sendos teatros.

Por suerte, podemos volver a contemplarlo en buena parte de su plenitud (se observa claramente el graderío añadido) gracias a las obras de restauración que se han llevado a cabo durante los dos últimos años (2004-2006).

Baelo Claudia

(En construcción)

La ciudad romana de Baelo Claudia, sobre la orilla norte del Estrecho de Gibraltar, se encuentra enclavada en la parte oeste de la ensenada de Bolonia. Las sierras de la Plata y San Bartolomé forman un pequeño arco que la dejan enmarcada entre montañas, de tal manera que fue el mar su mejor medio de comunicación, y a él le debe su riqueza y su reputación. La industria pesquera, fundamentalmente del atún, constituyó su principal fuente económica. Ya Estrabón, en el 18 d C. nos contaba que Baelo es un puerto donde generalmente se embarca hasta Tingis (Tanger), en Mauritania. Es también un emporio que tiene fábricas de salazones ...

Baelo Claudia nace a finales del siglo II a de C. Su origen y posterior desarrollo están muy ligados al comercio con el norte de Africa. Es posible que ejerciera ciertas funciones como centro administrativo. Sin embargo, fue la industria de salazón del pescado y de las salsas derivadas del mismo (garum), su principal fuente de riqueza, consiguiendo cierta pujanza, sobre todo, bajo el emperador Claudio (41 - 54 de C.) que le otorga el rango de municipio romano, convirtiéndose en el periodo de máxima prosperidad.

El declive económico de Baelo Claudia se inicia a finales de la segunda mitad del siglo II, posiblemente a causa de un terremoto que sufrió la zona. En el siglo III el comercio experimente un ligero rebrote, tras el cual la ciudad cae poco a poco hasta su total abandono en el siglo VII.

Acinipo

Los restos, de lo que en su día fue la ciudad romana de Acinipo, se asienta sobre una gran mesa caliza a unos 1000 metros de altitud y a unos 12 km.al noroeste de Ronda.

De Acinipo ya nos hablaban los clásicos como Ptolomeo y Plinio, sin embargo, este asentamiento tiene un origen más remoto, pues en las excavaciones realizadas se han encontrado pruebas que la sitúan en el Neolítico, así como el hallazgo de cinco cabañas que podrían datarse de la época de la Edad del bronce (siglo VIII a. de C.) y una posterior relación posterior con el mundo fenicio.

Después la gran mesa caliza quedó deshabitada por espacio de varios siglos hasta que se convirtió en un asentamiento ibérico y posteriormente romano, por varias razones:

1ª Es uno de los puntos más altos de la zona. Desde sus 1000 metros de altitud, se divisa muy por debajo y en la lejanía la antigua Arunda y que hoy es la ciudad del Tajo.

Nacimiento, infancia y educación de Julio Cesar.

Nacimiento


Cayo Julio Cesar nació el tercer día antes de los Idus de Quinctilis (en su honor este mes acabaría denominándose iulius (Julio), es decir, nació un 13 de julio) en el año del consulado de Cayo Mario y Lucio Valerio Flaco, aprox. sobre el año 100 a C. o lo que es lo mismo, en el 644 ab urbe condita. Como todo romano, nació en casa de sus padres: Cayo Julio Cesar y Aurelia, hija de Aurelio Cota, en su ínsula en el abarrotado barrio de Subura. Las fuentes no hablan que naciera por cesárea (forma de nacer llamada así en su honor) y es poco probable que así ocurriera, ya que, aunque esta técnica era conocida en la antigüedad, resultaba muy peligrosa para la madre, que solía morir en el parto, y sin embargo, sabemos que Aurelia vivió muchos años y que tuvo dos hijas más, ambas con el mismo nombre: Julia.


Gens Julia


Cayo Julio Cesar pertenecía a la clase aristocrática. Era patricio por parte de padre (gens julia) pero tenía cierto componente plebeyo ya que su madre, Aurelia, hija de Aurelio Cota, provenía de una importante y rica familia de origen plebeyo.

Como todo romano, su nombre contaba con tres partes bien diferenciadas: el praenomen que individualizaba a cada miembro de la familia y vendría a ser como el nombre de pila actual. Por regla general, en las familias romanas, todos los ascendientes solían llevar el mismo praenomen, por lo que el padre de César se llamaba Cayo, seguramente su abuelo, y posiblemente, muchos otros miembros de la rama de los César.

El segundo nombre, nomen, era el más importante y designaba el linaje. La gens Julia era una de las familias patricias más antiguas de la República, reconocida así por la propia aristocracia de su época, sin embargo, no llegó a tener gran relevancia pública, a diferencia de otras familias como los Fabios, los Escipiones o los Metelos que si supieron mantenersel en el poder y siguieron alcanzando altas magistraturas a pesar del empuje de las familias de origen plebeyo. Aunque las fuentes mencionan a miembros de la familia Julia durante los siglos V y IV a C., no será hasta el año 208 a C. cuando un ascendiente de esta familia, Sexto Julio Cesar, obtuvo cierta notoriedad al conseguir la pretura y posteriormente, ser gobernador de Sicilia. Durante toda su vida, César siempre se mostró muy orgulloso de pertenecer a esta antigua familia a la que hacía desdecender de la Diosa Venus como demostró al realizar el elogio en el funeral de su tía Julia, esposa de Cayo Mario, y de su mujer Cornelia, hija de Cinna, ambas fallecidas cuando Julio Cesar era Cuestor, aprox. sobre el año 69 a C. Según Plutarco: "Mi tía Julia desciende por parte de madre de los reyes, y por el lado paterno está emparentada con los dioses inmortales. En efecto, de Anco Marcio descienden los Marcios Reyes, de los cuales extrajo el nombre de su madre; de Venus los Julios, de cuya gens forma parte nuestra familia. Por tanto, en nuestra estirpe está presente tanto el carácter sagrado de los reyes, dotados del supremo poder entre los hombres, como la santidad de los dioses, que tienen poder sobre los mismos reyes".

Por tanto, aunque la gens Julia no tenía gran relevancia pública, si que era conocida por todos tanto su antigüedad como su origen "divino". Los miembros de esta familia aseguraban que su linaje procedía de Iulo, el hijo del gran Eneas, de aquel troyano huyó de su ciudad para, después de recorrer el mediterráneo y padecer mil y una aventurase, acabó asentandose en Italia y, que segun la leyenda, tenía un origen divino ya que era fruto del amor entre el humano Anquises y la diosa Venus.

El tercer nombre, cognomen, concretaba la familia dentro del grupo de familias que suponía el nomen o linaje. Según alguna fuente tardía el origen del cognomen César proviene de la palabra cartaginesa elefante, nombre que se le otorgó al pretor Sexto Julio por haber matado a un paquidermo en plena batalla. Otras fuentes hablan de otros significados para la palabra Cesar. Independientemente del origen, lo que si sabemos con seguridad es que esta familia de los Julio Cesar se separó en dos ramas bien diferenciadas, ya que aparecen registradas en tribus distintas en el censo a mediados del siglo II a C. Y una de esas ramas de la familia Julio Cesar, a la que no pertenecía nuestro protagonista, cosechó más éxitos como lo demuestra el consulado obtenido por Lucio Julio Cesar en el año 157 a C. y que no pertenecía a la rama familiar de César. Ya en el siglo I a C. encontramos a varios Julios Cesares obteniendo magistraturas relevantes: el consulado de Sexto Julio César en el año 91 a C. y Lucio Julio César en el año 90 a C. En ese mismo año 90 resultó elegido edil Cayo Julio César Estrabón (el estrábico) hermano de Lucio. Las fuentes no hablan de la relación de estos miembros de la aristocracia con César. Tal vez fuesen los hermanos del padre de César o tal vez no. En todo caso, observamos como en los años anteriores al advenimiento de César su familia empezó a tener una importante relevancia pública.


Familia y educacion


Si bien la familia de los Julio Césares era una aristocrática familia de gran antigüedad y mayor linaje, no es menos cierto que, según las fuentes, todo parece indicar su pobreza y escasez de recursos. Se puede decir que el abuelo de César, del que poco sabemos, acaso que se llamaba Cayo, tenía como mayor tesoro su origen familiar y eso es lo que hizo durante su vida: explotar su linaje mediante alianzas para garantizar un posible éxito en el cursus honorum para sus hijos. Se casó con Marcia, hija de Quinto Marcio Rex, pretor en el 144 a C. y de esta unión nacieron, que se sepa con seguridad, dos hijos: Cayo (el padre de César) y Julia, la tía de César, famosa por el elogio que le dedicó su sobrino en la tribuna de los rostra en el año de su cuestura y por ser la esposa de de Cayo Mario, el hombre nuevo de Arpinum, el Primer Hombre de Roma a finales del siglo II a C., el hombre que liberó a Roma de su destrucción a manos de los barbaros del norte (cimbrios y teutones), el hombre que por primera vez conseguía encadenar varios consulados hasta un número increíble de cinco (resultó elegido cónsul siete veces a lo largo de su vida), en definitiva, un hombre sumamente rico que bien pudo relanzar la relevancia pública de la familia del abuelo de César. Puede que hubiera un tercer hijo, Sexto Julio César, aquel que llegó a cónsul en el año 90 a C. pero no se sabe con certeza.

Respecto al padre de César, sabemos que obtuvo la cuestura en fechas próximas al nacimiento de su primogénito y que posteriormente resultó elegido pretor, tal vez entre el 92 al 90 a C. a lo que le siguió un año de gobernador en la provincia de Asia. Murió una mañana del año 85 a C., posiblemente de un infarto, al poco de levantarse de la cama y justo cuando se estaba calzando. Por aquel entonces César contaba con 15 años y de esos años sabemos que buena parte los pasó su padre en la administración de los repartos de tierras en el norte de Africa para los veteranos de Mario y algunos otros en el gobierno de la provincia de Asia, por lo que es fácil llegar a la conclusión que, para César, si en su juventud hubo una influencia relevante, esa fue, sin duda, la de su madre, Aurelia. La madre de César provenía de una familia de origen plebeyo de gran importancia en la época, ya que su padre y su abuelo fueron cónsules, en los años 114 y 119 a de C., así como tres de sus primos. Aurelia fue, sin duda, toda una matrona romana que se encargó del cuidado de su hijo con esmero y de forma personal como nos cuenta Tácito: "velando por su casa y siendo una esclava para sus hijos, con una virtud que infundía respeto, moderando incluso sus aficiones e inquietudes. Así se ocupó Cornelia, la madre de los Gracos, de la educación de sus hijos y consiguió que llegaran a ser personajes de primera fila; y lo mismo hizo Aurelia con César y Acia con Augusto".

Introducción a la historia de Cayo Julio Cesar.

En los próximos meses y años abordaremos en profundidad la vida y obra del mayor romano de todos.

Puede que nos encontremos ante el mejor general de la historia y tal vez, uno de los personajes más destacados de la humanidad. Nos referimos, obviamente, a Cayo Julio Cesar, sin lugar a dudas, un hombre excepcional, un hombre que marcó un hito en el devenir de la civilización occidental. Fue gran político y mejor gobernante y su vida está marcada porque supo adelantarse a su tiempo. Vislumbró la decadencia de la República, atrajo para Roma lo mejor de las provincias, comprendió que los territorios conquistados necesitaban de un nuevo sistema de gobierno ....


A raíz del acuerdo de Luca, entre Craso, César y Pompeyo, el historiador Theodor Mommsen se pregunta la razón de porqué un Cesar en alza y en plena conquista de las Galias apoya el nuevo consulado de Pompeyo. ¿Quizás porqué Julio Cesar no se encontraba seguro de su ejército como para lanzarse a un enfrentamiento directo contra la aristocracia romana o quizás porqué pensaba en la seguridad de Roma? Al respecto, el historiador concluye con estas palabras ciertamente clarificadoras sobre la ambición y la audacia de Julio César. "En el alma de César había muchos otros sentimientos al lado de las preocupaciones del político. Digan lo que quieran sus biógrafos, la Galia no era a sus ojos una conquista del momento y a propósito para valerle la corona, sino que en esta vasta empresa iba también envuelta la seguridad exterior de Roma, su reorganización interior y, en una palabra, todo el porvenir de la patria. Para terminar su conquista antes de ser reemplazado, y para no tocar antes de tiempo la embrollada complicación de los asuntos de Italia, abandonó sin vacilar su inmensa ventaja sobre sus rivales y dio a Pompeyo la fuerza necesaria para batir al Senado y a sus adherentes. Si no hubiera llevado otra mira que la de hacerse rey lo más pronto posible, César habría cometido seguramente en Luca una falta muy grave. Pero, en esta alma rara, la ambición no se limitaba a la humilde adquisición de un trono, siquiera fuese el del Imperio Romano. Se había impuesto dos tareas inmensas que debía cumplir a la vez: en el interior, dotar a Italia de una sistema político mejor; en el exterior, conquistar y asegurar para la civilización italiana un terreno virgen y nuevo. Sus proyectos fueron naturalmente contrariados muchas veces; y si bien su expedición a las Galias le abría el camino hacia el trono, no dejaba de detener sumarcha. ¡Cuántas amarguras se preparaba retrasando la revolución italiana hasta el año 706, cuando hubiera podido hacerla en el 698! No importa: general u hombre de Estado, César era muy audaz: tenía gran fe en sí mismo y despreciaba a sus adversarios, apoyándolos algunas veces más de lo que exigía la prudencia".

Nunca sabremos con exactitud si César aspiraba al trono de Roma. Para saberlo habría que preguntarselo directamente a él. César era un aristócrata formado en la cultura y caldo de la República. Se podría decir que se presentaba como un republicano popular dispuesto a cambiar o mejorar el sistema de gobierno. Derrotas como la de Arausio son un ejemplo del desastre al que la República conducía a Roma. Se requería coordinación, eficacia y rapidez para articular la defensa de la ciudad y esas ideas jamás podían encontrar acomodo en romanos orgullosos como Quinto Cepio, por ejemplo. Julio Cesar aspiraba a ser el primer hombre de Roma ....

Emperadores del Alto Imperio

EMPERADORES ROMANOS

Augusto (Cayo Octavio- Cayo Cesar Octaviano) Fue emperador desde 16 enero de 27 a. C. hata el 19 agosto de 14 d. C.
Nació en Roma el 23 de septiembre 63 a. C. y murió en Nola el de 19 agosto de 14 d. C.


Tiberio (Tiberio Claudio Nerón) Fue emperador desde 19 agosto de 17 d. C. al 16 marzo de 37 d. C.
Nació en Roma el 16 noviembre de 42 a C.y murió en Miseno, 16 marzo 37 d. C.


Calígula (Cayo Julio Cesar) Fue emperador desde el 18 marzo de 37 d. C. al 24 enero de 41 d. C. Nació en Anzio, el de 31 agosto de 12 d. C. y murió asesinado en Roma el 24 enero de 41 d. C.


Claudio (Tibero Claudio Nerón Germánico) Fue emperador desde 24 enero de 41 d. C. hasta el 13 octubre de 54.


Nerón (Claudio Cesar Druso Germánico) Fue emperador desde el 13 octubre de 54 d. C. al 11 junio de 68.


Galba (Servio Sulpicio Galva) Fue emperador desde 8 junio de 68 d. C. al 15 enero de 69.


Otón (Marco Salvio Otón) Fue emperador desde el 15 enero de 69 al 16 abril de 69


Vitelio (Aulo Vitelio Germánico) Fue emperador desde el 17 abril de 69 al 20 de diciembre de 69.


Vespasiano (Tito Flavio Vespasiano) Fue emperador desde el 1 julio de 69 al 24 de junio de 79.


Tito (Tito Flavio Vespasiano) Fue emperador desde el 24 de junio de 79 al 13 septiembre de 81.


Domiciano (Tito Flavio Domiciano) Fue emperador desde 14 septiembre de 81 al 18 de septiembre de 96.


Nerva (Marco Coceyo Nerva) Fue emperador desde el 18 septiembre de 96 al 27 enero de 98


Trajano (Marco Ulpio Trajano) Fue emperador desde el 28 de enero 98 al 7 de agosto de 117.

La guerra social (en construcción)

Una décadada después de haber terminado la guerra contra las invasiones barbaras, en el 101 a C., Roma se enfrentó a sus aliados peninsulares (91 a 88 a C.) en lo que se ha dado a conocer como la guerra social o guerra de los aliados itálicos.

Hacía dos siglos que Roma gobernaba con mano firme gran parte de la península itálica, y precisamente, con la ayuda y la sangre de estos pueblos (se convirtieron en las legiones auxiliares de los ejércitos romanos) Roma prosperaba y se iba haciendo, cada vez, más grande y poderosa. Durante todo ese tiempo, la República actuaba como el señor frente al súbdito, sobre todo desde un punto de vista político: los asuntos de guerra y el gobierno concernían exclusivamente a las clases altas romanas. También desde el punto de vista de la justicia militar, no era lo mismo castigar a un oficial itálico que a un soldado ciudadano romano. Mientras el primero era decapitado en el acto, el segundo se remitía a los tribunales de Roma. Y que decir desde el punto de vista civil:se veían sometidos al abuso y al capricho de numerosos funcionarios romanos

A lo largo de esos doscientos años la República habían sometido cualquier intento de rebelión, como fue, por ejemplo, el caso de Fregellae, ciudad que se levantó contra Roma y que acabó siendo destruida. Sin embargo, en los últimos años, la situación cada vez se hacía más insostenible. Tanto desde un punto de vista económico como político, los ciudadanos itálicos habían visto aumentado sus obligaciones y reducido sus derechos.

Los aliados itálicos, después de ser vencidos y sometidos por Roma, aprendieron las formas de combate de éstos y también adoptaron la legión como unidad de combate. Servían como unidades auxiliares, sin embargo, los romanos no los consideraban como auténticos soldados. Durante la República, y hasta las innovaciones de Cayo Mario, el soldado era un ciudadano romano con poder económico suficiente para poder pagarse los pertrechos militares. El Estado no sustentaba a los ejércitos. Eran los propios romanos de la tercera, cuarta o quinta clase los que se pagaban el armamento y la manutención. No servían a ningún general, sino a la propia Roma y en principio, siempre actuaban para defenderse de una agresión y hasta la invasión más flagrante se entendía como una acción necesaria para evitar un futuro mal mayor. La política militar en este aspecto siempre fue la misma: “los vecinos de Roma eran potenciales enemigos de la misma”.

Hacía años que los itálicos venían reclamando la plena igualdad cívica, es decir, que fuesen considerados ciudadanos romanos. Ni el partido de los populares y mucho menos la aristocracia romana eran partidiarias a semejante reconocimiento, es más, en muchos casos, reaccionaban de forma virulenta como ocurrió con el censo realizado unos años antes al inicio del conflicto.

Con la muerte del tribuno de la plebe Marco Livio Druso había acabado la última oportunidad de solventar la cuestión de los itálicos sin derramamiento de sangre.

Seguirá ....

Los orígenes: la leyenda

Según la leyenda, el origen de Roma se remonta a la destrucción de Troya por los griegos aqueos. Tras la caída de la ciudad, sobre el XII a de C., Eneas, hijo de Anquises y Afrodita, casado con Creusa (muerta durante el asedio de la ciudad), hija de Príamo y Hécuba, aconsejada por su madre, Afrodita, (no mueras como un buen troyano, pues la vida te depara un glorioso futuro) huyó junto a su hijo Iulus o Iulo y su padre Anquises. Acompañado por un grupo de troyanos, primero se dirigió a Macedonia y tras siete años de viaje llegaron a Sicilia. en la isla muere y es enterróado su padre. Luego se encaminaron hacia Cartago, donde conoció a Dido, princesa tiria fundadora de Cártago. Se enamoran. Sin embargo Eneas decide partir abandonando a la princesa y ésta, en despecho, jura que Cartago será siempre enemiga del linaje de Eneas y se suicida. En Cumas, la sibila Deifobe desvela a Eneas la futura grandeza de su linaje. Finalmente llegó a las costas del Lacio donde remontó el río Álbula (río Tíber) hasta un recodo del que surgían varias colinas. En una de ellas, se asentaba una pequeña aldea conocida como Palanteo que con los siglos sería conocido como Palatino. Allí fué recibido por Latinus, el rey del Lacio, junto con su hija, Lavinia. Ambos reyes hicieron una alianza y para reforzarla, Eneas se casó con Lavinia. En su honor, fundó una ciudad a la que puso por nombre Lavinium.

Iulo, Iulus o Ascanio (gens Julia) cuando creció, abandonó la ciudad de su padre para fundar, treinta años después de la fundación de la primera, otra ciudad conocida como Alba Longa, creando una dinastía de reyes que gobernó la ciudad hasta que fue destruida por los romanos.

Conforme a los datos de Tito Livio y de Dionisio de Halicarnaso, historiador griego de la época de Augusto, esta es la lista de los reyes de Alba Longa:

Ascanio. Hijo de Eneas y Creusa. Reinó durante 38 años. Considerado como el primer rey latino tanto por Livio como por Dionisio.

Silvio. Hijo de Eneas y Lavinia, hermanastro de Ascanio. Reinó durante 29 años.

Eneas Silvio. Hijo de Silvio. Reinó durante 31 años.

Latino Silvio. Hijo de Eneas Silvio. Reinó durante 51 años.

Alba. Hijo de Latino Silvio. Reinó durante 39 años.

Atis (en Livio) o Capeto (en Dionisio). Hijo de Alba. Reinó durante 26 años.

Capis. Posiblemente un hijo de Capeto. Reinó durante 28 años.

Capeto II. Posiblemente un hijo de Capis. Reinó durante 13 años.

Tiberino Silvio. Posiblemente hijo de Capeto II. Reinó durante 8 años. Murió en combate cerca de un río y su cuerpo fue arrastrado por él. El río fue rebautizado como Tíber en su honor.

Agripa. Posiblemente un hijo de Tiberino. Reinó durante 41 años.

Rómulo Silvio (en Livio) o Aladio (en Dionisio). Posiblemente un hijo de Agripa. Reinó durante 19 años. Se le considera un tirano y poco respetuoso con los dioses. Atemorizó al pueblo arrojandole rayos, hasta que él mismo resultó muerto por uno y su casa fue sumergida en el lago Albano.

Aventino. Un hijo de Aladio. Reinó durante 37 años. El monte Aventino fue llamado así en su honor.

Procas. Hijo de Aventino. Reinó durante 23 años.

Amulio. El más joven de los hijos de Procas, que usurpó el trono de su hermano Numitor. Reinó durante 42 años. Asesinado por sus sobrino-nietos Romulo y Remo.

Numitor. El hermano mayor de Amulio. Sucedió a Amulio un año antes de la fundación de Roma. No se conoce el nombre de su sucesor.

Esta ciudad, cuya localización siempre ha sido objeto de arduos debates (algunos la sitúan en la residencia de verano de Castel Gandolfo, por haberse encontrado allí la necrópolis más importante de la zona) se convirtió en la capital de la liga latina.

Una vez fundada por Ascanio la ciudad de Alba Longa, en el año 1152 a de C., comprobamos como se suceden una serie de reyes hasta que en tiempos del Rey Numitor aparece el auténtico fundador y primer rey de Roma: Rómulo. La historia es la siguiente:El hemano menor de Numitor, Amulio, ambicioso por el trono, mató a su hermano y a todos sus descendientes masculinos, y a su única hija, Rea Silvia, la ingresó en el culto a la diosa Vesta, diosa del hogar, donde una característica principal era el voto de castidad durante 30 años, con el castigo de ser enterrada viva si se incumplía esta promesa. Rea Silvia fue violada (abrazo amoroso) por Marte, y con él tuvo a los gemelos Rómulo y Remo. El Rey Amulio, al enterarse de la existencia de los gemelos, ordenó que los arrojaran al Tíber, pero un sirviente se apiadó de ellos y los metió en una cesta dejándolos río abajo. Fueron a parar al pie del monte palatino, donde fueron acogidos por una loba (dios romano Fauno Luperco), y que los amamantó en la lupercal, o cueva donde se realizaba el culto a éste dios.

martes, 29 de diciembre de 2009

Los orígenes de Roma

El origen de la ciudad de Roma se encuentra estrachemente ligado con el Río Tíber. Los pueblos de la Italia meridional, sobre todo, etruscos y sabinos, necesitaban cruzar constantemente un río más o menos caudaloso que partía en dos la Italia central y que dividía las dos zonas más ricas de Italia: Etruria y Campania, y resulta que uno de los mejores lugares para vadearlo se encontraba en un recodo junto a una gran formación rocosa (monte capitolino) y varias colinas facilmente defendibles. Estamos hablando, por supuesto, del monte capitolino y del palatino, las dos colinas sobre las que se asienta el nacimiento de Roma. Entre ambas colinas, una pequeña llanura cenagosa que desaguaba en el rio (cloaca maxima) y que finalmente fue desecada, resultó, con el paso de los siglos el foro romano. Pero aún hay más: resulta que hasta ese punto, la isla Tiberina, el río era navagable, por lo menos para barcos de pequeño calado con lo que el enclave tenía otra ventaja a su favor.

En su nacimiento Roma no era más que un conjunto de cabañas de barro de carácter tribal asentadas en el monte capitolino que se aprovechaban del paso de personas entre Etruria y la llanura latina. Varias razones les llevaron a los primitivos habitantes a tomar tal decisión. Primero porque se trata de una zona de fácil defensa (no sólo por estar en una posición elevada sino por las llanuras pantanosas), segundo, porque era una zona próxima al cruce vadeable del río y, tercero, porque el valle estaba cubierto de zonas pantanosas que atraían a los mosquitos (paludismo). Está última circunstancia era también una ventaja ya que permitía estar al resguardo de posibles saqueadores, puesto que el mar quedaba a una jornada de camino (aprox. 25 Km.) Con el paso de los años, la colinas de alrededor se fueron poblando formando pequeñas aldeas rodeadas por cursos de aguas. El más destacado era el Velabro, un arroyo que cruzaba por el valle del Foro y que desembocaba en el Tíber por el foro boario.

Además de la circunstancia de las colinas junto al recodo del Tiber, tenemos con que por ese lugar se construyó el primer puente (el Pons Sublicius, construido mediante pilotes de madera sobre el 600 a de C,) por el que cruzaba, entre otras, tal vez, la vía más antigua: la via salaria, con lo que aquel inicial asentamiento se convirtió en un cruce de caminos. Esta vía debe su nombre a la palabra latina que nombra a la "sal", pues era la ruta utilizada por el pueblo de los Sabinos para transportar sal hacia el Río Tíber, o bien para comerciar con los etruscos. Posteriormente esta vía acabó convertida en calzada romana "Salaria", que nacía de la Puerta Collina de la Muralla Serviana y que en tiempos del Imperio, partía de la Puerta Salaria de la Muralla Aureliana (via salaria nova), cruzaba los Apeninos por Castrum Truentinum, pasando por Reate y Ausculum hasta llegar al mar Adriático.